Concurso de arquitectura
Escuela infantil en África
Desde los primeros años de vida, cualquier menor necesita una educación que le ayude a desarrollar sus capacidades cognitivas y a cultivar sus emociones y relaciones sociales. Así, el objetivo no es otro que el de prepararse para afrontar los retos de la vida con resiliencia y creatividad. No obstante, muchas zonas rurales del África subsahariana carecen de guarderías que proporcionen un entorno seguro y estimulante, esencial para el pleno desarrollo del potencial de cada infante.
La falta de estas instalaciones pone en peligro no solo su educación, sino también su futura capacidad para integrarse, contribuir de forma activa al avance de la comunidad y construir una vida independiente.
A raíz de esta necesidad indispensable, surge el reto del concurso: encontrar un modelo arquitectónico de escuela infantil que sirva tanto para proteger y promover los derechos de la infancia como para fomentar el desarrollo de sus capacidades y estimular su curiosidad por el mundo.
Aspiramos a conseguir una escuela que ayude a cada menor a descubrir y construir su propia identidad..
El objetivo del concurso es lograr diseñar un proyecto arquitectónico de escuela infantil que fomente el desarrollo integral de este colectivo, en un entorno seguro, estimulante e inclusivo. La política arquitectónica debe promover el derecho a la educación y al bienestar, así como crear las condiciones psicofísicas ideales para el desarrollo del potencial de cada menor. Es decir, un espacio que trascienda la mera función educativa, que integre momentos de juego, socialización y descubrimiento, y que sea capaz de servir de punto de referencia para toda la comunidad.
Por ello, buscamos un marco arquitectónico que inspire confianza y serenidad a cada menor, a cada familia y a la comunidad. Aspiramos a crear un entorno acogedor, único y simbólico en el que cada infante pueda sentirse valorado y acompañado en su crecimiento.
La construcción incluirá las siguientes áreas o entornos, que podrán integrarse en uno o varios bloques arquitectónicos a elección de cada participante:
1. Aulas: cinco aulas; cada una con capacidad para unos 20 infantes.
2. Oficinas: espacios para administración, reuniones y entrevistas con las familias.
3. Área lúdico-educativa: espacio versátil para juegos, talleres de creatividad y actividades motrices.
4. Enfermería: entorno dedicado a la atención de lesiones y dolencias.
5. Comedor: espacio para el servicio de comidas.
6. Depósito: espacio para guardar material didáctico, juguetes y equipamiento.
7. Servicios: aseos para escolares y personal de la escuela.
1º: 5.000€ - Prácticas en Kengo Kuma - Construcción
1er premio
5.000€ Construcción Prácticas en KKAA (Japón)
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Segundo premio
2.000€ Prácticas en EMBT (España) o ALA (Reino Unido) o SBGA (Italia)
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3er premio
1.000€Prácticas en EMBT (España) o ALA (Reino Unido) o SBGA (Italia)
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2 Menciones Honoríficas
100€
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10 Menciones Especiales
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35 finalistas
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El proyecto se diseñará para las zonas rurales del sur de Senegal. Se trata de un país del África subsahariana occidental que hace frontera con el océano Atlántico, Mauritania, Malí, Gambia y Guinea. La población nacional es de casi 18 millones de personas y se concentra principalmente en los centros urbanos y la capital, Dakar. El territorio, en gran parte llano, se extiende unos 200 000 km² por la margen izquierda del río Senegal y las cuencas de algunos ríos menores, como el Gambia y el Casamanza al sur, donde se forman las lagunas. El territorio también se extiende hacia la zona denominada «Sahel», que marca la transición entre las regiones áridas del Sáhara y las húmedas del África guineana
El sur de Senegal
La región sur, además del enclave de Gambia, recibe el nombre de Casamanza debido al río que tiene el mismo topónimo. Se divide en tres regiones administrativas: Ziguinchor, Sédhiou y Kolda, con un total aproximado de 1,5 millones de habitantes. Es una de las zonas menos desarrolladas del país. La tasa de urbanización promedia en áreas rurales es del 8 %, mientras que la tasa de pobreza promedia asciende al 90 %. La dirección puramente agrícola y los núcleos rurales tienen una media de 1500 habitantes. En las capitales principales, los habitantes ascienden a 200 000 (Zinguichor), 65 000 (Kolda) y 30 000 (Sédhiou). En las zonas rurales de Casamanza, la calidad de vida se encuentra entre las peores del país debido al subdesarrollo, la falta de recursos e infraestructuras, y el cambio climático. Este afecta significativamente a las actividades agropastorales, que constituyen la fuente primaria de autosuficiencia. Aquí la miseria alcanza su máximo: el 97 % de la población vive en la pobreza, el 88 % de las familias no tienen acceso a agua potable, el 60 % de la población vive en casas sin acceso directo a la electricidad, el 98 % de las casas no tienen agua ni alcantarillado y el 60 % de los niños abandonan la escuela antes de la secundaria.
La educación es la base para mejorar la vida de las personas y las comunidades, y una herramienta necesaria para que sean autosuficientes. De hecho, en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, uno de los objetivos fundamentales es ofrecer una educación de calidad a todos los niños. En los últimos años, se han logrado resultados significativos a nivel mundial en cuanto a la matriculación escolar. El nivel básico de alfabetización ha mejorado mucho, y se ha logrado la igualdad entre niñas y niños en la educación primaria. No obstante, pocos países han conseguido esto en todos los niveles educativos. Lo que se ha hecho hasta ahora no es suficiente, ya que aún hay millones de niños en el mundo que no disfrutan del derecho a la educación. Aunque la matriculación escolar ha alcanzado el 91 % en los países en desarrollo, 57 millones de niños siguen excluidos, de los que más de la mitad viven en el África subsahariana. La situación se agrava aún más debido a la falta de materiales didácticos adecuados y de infraestructuras compatibles con una necesidad cada vez mayor.
Muchos estudiantes llegan a clase con hambre, enfermos o agotados por el trabajo infantil o las tareas domésticas, y los centros escolares no están equipados para proporcionar alimentos ni asistencia sanitaria. La mayoría de las escuelas en el África subsahariana no tienen baños, vestuarios ni comedores. La infraestructura escolar se reduce a una sucesión de paredes y aulas, a menudo hechas de ladrillos de hormigón. En este entorno, es difícil estimular la mente de los estudiantes, desarrollar sus capacidades y proteger su derecho a la educación, la vida y la salud.
La educación es una herramienta básica para adquirir habilidades analíticas, técnicas, organizativas y de decisión. También ayuda a mejorar la autoestima y la determinación necesarias para tomar decisiones importantes en la vida de forma consciente. Es posible que un adulto sin educación no comprenda ni sea capaz de resolver situaciones cotidianas, y las consecuencias pueden afectar a la salud, la economía y el futuro de la familia o el resto de la comunidad.