Senegal - Africa
La zona del proyecto está situada en el sur de Senegal: un país del África subsahariana occidental que limita con el océano Atlántico, Mauritania, Malí, Gambia y Guinea. La población nacional es de casi 17 millones de personas, concentradas principalmente en los grandes centros urbanos y en la capital. Dakar. La región del sur, además del enclave de Gambia, se llama Casamance, debido a la presencia del río del mismo nombre, y se divide además en 3 regiones administrativas: Ziguinchor, Sedhiou y Kolda, con un total de aproximadamente 1,5 millones de habitantes. La región central es Sedhiou y aquí es donde se presentará el proyecto. Se trata de una de las regiones menos desarrolladas del país, con una tasa media de urbanización del 10 % y un índice medio de pobreza de alrededor del 92 %. Esta región tiene un enfoque exclusivamente agrícola y los pueblos rurales tienen una media de 1500 habitantes. El centro administrativo de Sedhiou tiene aproximadamente 22 000 habitantes.

Baghere
La «Casa de los Niños» se construirá en la ciudad de Baghere, cuyo territorio limita con el bosque de Balmadou al norte, con Guinea-Bisáu al sur, con la ciudad de Niangha al este y con la ciudad de Simbandi y Dioudoubou al sur/noroeste. La ciudad, desde el punto de vista geomorfológico, presenta un suelo predominantemente areno-arcilloso cerca de los valles arcillo-limosos, donde se cultiva el arroz, y laterítico-arenoso en las llanuras elevadas. La temperatura mínima varía de 16 °C en diciembre a 25 °C en junio, con temperaturas máximas de 31 °C en agosto a 45 °C, con índices de humedad de hasta el 95 %. Hay vientos periódicos: de noviembre a marzo, soplan cálidos y secos de este a oeste; de marzo a mayo, los alisios soplan de oeste a este; los monzones están presentes de junio a octubre. La región tiene una precipitación media anual de 1095,7 mm entre junio y octubre. La estación seca dura de 7 a 10 meses y se alterna con la estación lluviosa. La ciudad tiene una superficie de 134 km2 y cuenta con un total de 22 000 habitantes distribuidos en sus 23 pueblos.

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Una dieta adecuada en la infancia es la base de la supervivencia y del desarrollo físico y psicológico. Los individuos bien alimentados son capaces de crecer de forma normal, de aprender y de participar en la vida social. Sin embargo, hoy en día, al menos uno de cada tres niños menores de 5 años se ve afectado por la desnutrición en una de sus formas más visibles.

Aproximadamente, 149 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo se ven afectados por un retraso del crecimiento, la primera forma visible de malnutrición. Son demasiado bajos para su edad y sus cerebros corren el riesgo de no desarrollar todo su potencial cognitivo, lo que impide su capacidad de aprender en la infancia, de ganar dinero de adultos y de contribuir al desarrollo de su comunidad en la edad adulta. La emaciación afecta a 45 millones de niños. Estos niños están excesivamente delgados, con el sistema inmunitario debilitado y corren el riesgo de morir. Necesitan atención urgente para sobrevivir. Por último, casi 39 millones de niños tienen sobrepeso como consecuencia de los cambios en el sistema alimentario mundial y el aumento del consumo de alimentos procesados con alto contenido en grasa, azúcar y sal.

Otras formas menos visibles de malnutrición, como el «hambre oculta», pueden observarse cuando los niños carecen de vitaminas y micronutrientes esenciales. Estas carencias afectan a más de 340 millones de niños menores de 5 años en todo el mundo, retrasando su crecimiento, debilitando su sistema inmunitario y comprometiendo el desarrollo de sus capacidades cognitivas.
Durante el embarazo, la infancia y la adolescencia, la dieta es una de las principales causas de desnutrición en todas sus formas. La falta de acceso a una nutrición y atención sanitaria adecuadas por parte de las madres durante el embarazo y la lactancia son otros factores que repercuten en la salud de los niños. La pobreza, la inestabilidad de los mercados alimentarios, la crisis climática, las epidemias, las emergencias, los conflictos, las guerras, el analfabetismo, la falta de infraestructuras, la imposibilidad de acceder a la atención médica y la discriminación contribuyen a la propagación de la desnutrición.

A pesar de que nuestro planeta nos ha proporcionado numerosos recursos, el hambre sigue siendo la primera causa de muerte en el mundo, especialmente en el África subsahariana y en el sur de Asia. Entre los países con un índice de hambre global preocupante están Chad, Madagascar, Yemen, Siria, Burundi, la República Centroafricana, el Congo y Somalia.
La desnutrición, especialmente en los niños, representa por tanto uno de los problemas sanitarios y de desarrollo más prioritarios a nivel mundial, y por ello es el objetivo número 2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: HAMBRE CERO PARA 2030.

• Los documentos sobre la desnutrición infantil